miércoles, 14 de mayo de 2014

Maldito dinero

Aunque en esta entrada no les voy a hablar de ciencia ficción ni de ningún otro género cercano, sí me gustaría comenzar con el efecto que generan algunas obras literarias o cinematográficas. Se trata de ese pequeño desplazamiento de la realidad que se produce al introducir en un relato o una descripción un elemento que ligeramente lo trastoca todo. Sin mucho esfuerzo de ser ni exhaustiva ni académica, me viene a la mente Julio Cortazar o, en otro estilo, Buñuel. La aparentemente apacible vida familiar de una casa que organiza su actividad diaria dependiendo de en qué estancia se encuentre el tigre. Una mundana y vulgar fiesta de burgueses que inesperada y misteriosamente no pueden abandonar la casa a la que han sido invitados. No hay extraterrestres, ni viajamos en el tiempo, ni la ciencia ha inventado la teletransportación; sin embargo, o precisamente por carecer de elementos tan estrambóticos, estos textos o películas producen un fuerte efecto de extrañeza.

El anuncio de Bankia en el que personas "normales"  (mortal normal, currela, incluso buena persona) se convierten en "banqueros" produce, en cierta medida, ese mismo efecto. Es una persona totalmente normal, sin embargo, también es banquero. Todo normal, menos esa pequeña excentricidad. Lo tragamos, pero sabe raro. Es como forzarse a aceptar que pulpo es un animal doméstico. Siempre hemos asociado la figura del banquero a ciertos tipos de personas (como los que dibuja El Roto), pero difícilmente llegamos a pensar que nosotrxs podemos serlo.







Independientemente de que la intención del anuncio fuera honesta o no, lo cierto es que una vez visto lo ocurrido, no es de extrañar que surjan voces que critican esta propuesta de pequeño desplazamiento de la realidad en la que se nos ofrece una "nueva" imagen del banquero. Y así, con mucho humor y mucha coña, hay quien nos da su propia versión de los hechos, como bien refleja esta otra versión del anuncio

Pero ¿por qué dejar en manos de los bancos (o de las agencias de publicidad que contratan) la posibilidad de imaginar ese desplazamiento de la realidad? El ser humano ha demostrado repetidamente a lo largo de la historia su capacidad imaginativa, tanto en la ficción como en la realidad. Entonces ¿qué nos pasa cuando se trata de dinero, bancos, deudas, préstamos y demás? ¿Acaso no somos capaces de imaginarnos algo mejor? 

Es curioso que el dinero apenas sea un tema central, por ejemplo, en la ciencia ficción (al menos en la que yo conozco). No recuerdo haber leído ningún relato que se centrara en imaginar y describir un sistema radicalmente diferente al del dinero tal y como lo conocemos. Lo cierto es que nos cuesta mucho imaginarnos que el dinero, o las relaciones que se establecen a través del dinero, puedan ser diferentes a lo que conocemos.

En el ámbito académico, sin embargo, encontramos un montón de buen material para imaginar algo diferente. Habría aquí muchas referencias sobre el tema, pero déjenme que les recomiende un libro que considero extraordinario: En deuda. Una historia alternativa de la economía del antropólogo David Graeber. Con el mismo título ya ven que nos dan la primera en la frente: no se menciona la palabra "dinero", sino "deuda". Y es que la primera idea con la que tenemos que familiarizarnos para poder imaginar otra realidad es la de que el dinero es, esencialmente, deuda. 

En el terreno práctico también nos encontramos con los resultados de la fuerza imaginativa. Aquí, lo primero de lo que tenemos que darnos cuenta es de que los sistemas monetario y  de intercambio (de cosas, de bienes, de servicios) no han sido siempre como los que ahora conocemos (esto lo explica muy bien Graeber). En este ámbito, como en cualquier otro, el ser humano ha demostrado tener una gran inventiva. Esto quiere decir, queridxs lectorxs, que no estamos necesariamente abocados a sufrir el sistema actual, sino que la humanidad ya ha realizado múltiples ensayos, y muchos de ellos con resultados cuando menos interesantes. No estamos tratando aquí con un fenómeno natural, sino con una invención humana.

Lo segundo es que en la actualidad hay quien se dedica a poner en práctica nuevas formas (o viejas formas renovadas). Estas son buenas noticias, porque si estamos interesadxs  en modificar una realidad que no nos gusta (la de ser cautivos de los bancos) veremos que nos encontraremos un importante trecho del camino ya hecho. Estas formas, que llamaremos "alternativas" por no arriesgarnos a llamar "nuevas", son algunas más radicales que otras, más o menos plausibles, realistas, arriesgadas o rompedoras. En cualquiera de los casos, y visto el percal, merecen nuestra atención. 

¿A quién no le puede interesar explorar estas vías alternativas tal y como está el patio? Todo el mundo, en las actuales circunstancias, tendría que darle un par de vueltas a pensar qué es esto del dinero y de los bancos. ¿Se puede alguien financiar de otro modo que no sea a través de un banco? ¿Puedo hacer con mi dinero lo que yo decida, como participar en el desarrollo de mi comunidad o de proyectos que yo considero buenos? ¿Son compatibles el interés personal y altruismo en esto del dinero? ¿Hay vida más allá de los bancos? ¿Hay alternativa al interés compuesto?

Responder a estas preguntas interesa al cualquiera, pero posiblemente algo más a quienes quieren comenzar un negocio y no saben cómo financiarse, o a quienes tienen problemas para conciliar el sueño porque no saben si podrán mantener abierta la persiana de su negocio. En cualquiera de los casos, les puede interesar la desconferencia de KREA sobre finanzas alternativas que tendrá lugar el 21 de mayo en Irun y en la que podremos hablar sobre algunas de estas alternativas financieras. 

Seamos nosotrxs mismxs quienes demos ese empujoncito a la realidad para que se desplace en la dirección que nos interesa. 

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