miércoles, 14 de mayo de 2014

Maldito dinero

Aunque en esta entrada no les voy a hablar de ciencia ficción ni de ningún otro género cercano, sí me gustaría comenzar con el efecto que generan algunas obras literarias o cinematográficas. Se trata de ese pequeño desplazamiento de la realidad que se produce al introducir en un relato o una descripción un elemento que ligeramente lo trastoca todo. Sin mucho esfuerzo de ser ni exhaustiva ni académica, me viene a la mente Julio Cortazar o, en otro estilo, Buñuel. La aparentemente apacible vida familiar de una casa que organiza su actividad diaria dependiendo de en qué estancia se encuentre el tigre. Una mundana y vulgar fiesta de burgueses que inesperada y misteriosamente no pueden abandonar la casa a la que han sido invitados. No hay extraterrestres, ni viajamos en el tiempo, ni la ciencia ha inventado la teletransportación; sin embargo, o precisamente por carecer de elementos tan estrambóticos, estos textos o películas producen un fuerte efecto de extrañeza.

El anuncio de Bankia en el que personas "normales"  (mortal normal, currela, incluso buena persona) se convierten en "banqueros" produce, en cierta medida, ese mismo efecto. Es una persona totalmente normal, sin embargo, también es banquero. Todo normal, menos esa pequeña excentricidad. Lo tragamos, pero sabe raro. Es como forzarse a aceptar que pulpo es un animal doméstico. Siempre hemos asociado la figura del banquero a ciertos tipos de personas (como los que dibuja El Roto), pero difícilmente llegamos a pensar que nosotrxs podemos serlo.





domingo, 4 de mayo de 2014

"We are faaaamily"


A menudo me apeno de no ser más erudita. Lo digo no tanto por  aburrir y acomplejar a mis compañerxs de conversación o, sin ir más lejos, a mis lectorxs, sino más bien por tener más a mano conocimientos que han ido pasando bajo mis narices a lo largo de los ya casi diez lustros que llevo en este planeta. No es menos cierto que hoy en día contamos con una maravilla llamada Internet, sin la cual no recuerdo muy bien cómo podíamos sobrevivir no hace tanto tiempo (lo tendré que mirar en Internet).

Estos días me estuve acordando de un librito de George Berkeley titulado Tratado sobre los principios del conocimiento humanoy, claro, he tenido que acudir a la Wikipedia para contrastar si lo que de él recordaba era una de las sucias jugarretas de mi memoria de pez, pero parece ser que noSi lo traigo aquí a colación es porque me revolotea en la cabeza estos días y porque su razonamiento me parece, cuanto menos, divertido y más o menos a propósito de lo que hoy les quiero hablar: la familia.


domingo, 9 de marzo de 2014

La criada bajo el yugo del cuento

Hay días en los que el ánimo está tan amargamente cenizo que sería mejor no escribir. Pero están de suerte, porque no va a tener que tragarse las pústulas que estoy produciendo profusamente en este momento al leer esta entrada, ya que la escribí casi en su totalidad cuando me hallaba en un estado infinitamente más jovial y aun no era presa del estado que precede a la aparición de una calentura en el labio.

Sin embargo, les prevengo: el tema también es ceniciento, como si algo ya me hubiera anunciado lo que estaba por venir. Espero que esto no les desanime de la lectura, y aún menos cuando les diga que al escribir esta entrada me voy a meter en un berenjenal del que no sé si voy a salir bien parada. Bien, allá voy.

Aquí les quería seguir hablando de la ciencia ficción y la etnografía, y el pretexto es la escalofriante distopía que mencionaba al final de mi anterior entrada: El cuento de la criada de Margaret Atwood.

domingo, 9 de febrero de 2014

Ciencia ficción etnográfica o etnografía de ficción

Como bien reza el nombre de este blog, nada más lejos de mi intención que escribir algo original. Digo original en el sentido de único y diferente de lo que existe en el mundo. Mi pretensión al escribir aquí es, ni más ni menos, que pasármelo bien, porque disfruto escribiendo. La etnografía es un hilo conductor, pero, sin desmerecer la importancia que para mí tiene, no niego que podría haber sido otro. De momento, me permite seguir tirando del carrete y hablar de cosas que están separadas por la razón, pero unidas por el sentimiento (esta frase tampoco es mía). Este es el caso de la ciencia ficción y la etnografía.

Aunque haya quien la considere un género menor (allá ellxs), la ciencia ficción es para mí una de los géneros literarios que más te hace olvidar que estás leyendo recostada en un sofá. Además del placer de la lectura que procura cualquier libro bien escrito, la ciencia ficción te da otra cosa que para mí es fundamental: una patada en la cabeza. Es decir, te hace imaginar, vivir (cuando se es una lectora muy entregada) lo que en nuestro presente y nuestro mundo es imposible. Es ir de excursión a paisajes altamente improbables de la mano de una buena descripción. Y es aquí donde se encuentra con la etnografía.

viernes, 31 de enero de 2014

Sentarse correctamente


En el reportaje del que hablaba en mi anterior entrada, podemos oír y ver en varias ocasiones a Mead. Dice infinidad de cosas, pero de todas ellas me tocó la fibra una en particular cuando habla de su experiencia en Samoa. Dice: "aprendí a sentarme correctamente".

Cuando oí esto pensé que, muy posiblemente, esta frase pasaría desapercibida para la mayoría de lxs oyentes. En el mejor de los casos, les resultaría enigmática. ¿Qué secretos puede tener sentarse? ¿Se aprende? ¿Se estudia? Es más, ¿se puede hacer mal? Pues sí: se puede hacer pero que muy mal. Así que aprender a hacerlo bien tiene un mérito que Mead supo apreciar. (Es todo un arte que, por cierto, queda muy bien ilustrado en las imágenes que recogen el testimonio de  su antigua y "mentirosa" informante).

domingo, 19 de enero de 2014

Sexo, mentiras y vídeos


Hace unos días vi un documental titulado "Tales from the Jungle: Margarte Mead" de la BBC, creo, del año 2007 (lo pueden ver en  en seis cachitos). Por lo que me he podido enterar, se trata de una versión de otro titulado "Margaret Mead and Samoa" de 1988 de Frank Heimans. La verdad es que no me he ocupado mucho de contrastar y verificar fechas. Digo esto por curarme en salud y porque tampoco nos interesan aquí estos detalles. Trata sobre el famoso y casi sangriento debate Mead / Freeman. Margaret Mead y Derek Freeman estuvieron ambos en Samoa, sin embargo llegaron a conclusiones diametralmente opuestas. Sin entrar en detalles, solo diré que aquí se trataba de algo más que de unas divergencias entre autores y que lo que se estaba representando era un debate de mucho calado: ¿es la cultura o la naturaleza la que determina el comportamiento humano? Nurture versus nature. 

jueves, 16 de enero de 2014

De profesión: etnógrafa

Llevo toda la semana dedicándome al zafarrancho terapéutico, o dicho de otro modo, a poner orden en mi casa: vaciar cajones, tirar papeles, juntar las fotos con las fotos, las cartas con las cartas, tirar más papeles, reorganizar el espacio... En fin, a poner orden en las cosas como si ello me ayudara a ponerlo en mi cabeza. Dicen que cuando soñamos, todo lo que aparece en el sueño nos representa. No sé si es muy posible hacer una analogía, pero quiero creer todo lo que hemos ido acumulando también nos representa. De modo que  cuando ordenamos nuestra casa, metiendo el dedito hasta en las grietas más recónditas de los armarios, nos ordenamos, por ende, a nosotras mismas. Soñadora y acumuladora así se podrían identificar.