domingo, 9 de marzo de 2014

La criada bajo el yugo del cuento

Hay días en los que el ánimo está tan amargamente cenizo que sería mejor no escribir. Pero están de suerte, porque no va a tener que tragarse las pústulas que estoy produciendo profusamente en este momento al leer esta entrada, ya que la escribí casi en su totalidad cuando me hallaba en un estado infinitamente más jovial y aun no era presa del estado que precede a la aparición de una calentura en el labio.

Sin embargo, les prevengo: el tema también es ceniciento, como si algo ya me hubiera anunciado lo que estaba por venir. Espero que esto no les desanime de la lectura, y aún menos cuando les diga que al escribir esta entrada me voy a meter en un berenjenal del que no sé si voy a salir bien parada. Bien, allá voy.

Aquí les quería seguir hablando de la ciencia ficción y la etnografía, y el pretexto es la escalofriante distopía que mencionaba al final de mi anterior entrada: El cuento de la criada de Margaret Atwood.