viernes, 2 de junio de 2017

Calais: la porra y la ley

Hoy quiero traeros aquí los contenidos más recientes del boletín que recibo con noticias de Calais para que podáis conocer la deriva de esta terrible situación. Sólo os contaré lo que me ha parecido más demencial.

En las distribuciones de comida, los CRS a ayudar, lo que se dice ayudar, no se han dedicado nunca. Hasta hace poco, parece que se contentaban con hacer acto de presencia durante estos momentos. A perseguir, pegar, gasear, detener y otras actividades, se dedicaban, generalmente, fuera de las horas de comer.

En marzo, la alcaldesa de Calais había llevado a cabo un intento de prohibir las distribuciones de comida, pero algún tribunal de Lille no le dio la razón y no le quedó más remedio que buscar otras alternativas para hacer imposible la vida a los refugiados y a las asociaciones. Las distribuciones de comida se siguieron haciendo más o menos normalmente.

Si bien repartir comida a personas que no tienen otra manera de conseguirla no está prohibido, tal y como le dejó claro aquel tribunal a la alcaldesa, lo cierto es que las noticias que llegan de Calais nos dicen que impedir que las asociaciones alimenten a estas personas se está convirtiendo en táctica habitual. Hace unos días, en las noticias del Auberge des Migrants se mencionaba que la policía había multado a alguno de los vehículos de las asociaciones que realizan las distribuciones por aparcamiento indebido o por invasión de la acera. Esto en un área industrial prácticamente abandonada. Ya se adivinaban maneras. En esta línea han seguido, siempre, como es habitual en la policía, rozando los límites de lo legal, o, simplemente, traspasándolos pero denominando las cosas de otro modo. Así, hace un par de días, han multado (90€) a uno de los vehículos de las asociaciones por exceso de peso... El peso ese por el que fueron multados era agua. El resultado fue que no la pudieron distribuir.

El agua es uno de los grandes problemas en Calais. El acceso al agua para los refugiados, tanto para beber como para lavarse, es muy muy complicado. Las asociaciones, intentan paliar esta situación llevando botellas, contenedores o cisternas. Pero claro, el agua pesa, amigos, y un vehículo X de características Y no puede-debe traspasar esos límites. ¡Antes muertos que manchados! Aquí lo que importa es cumplir la ley. Las triquiñuelas administrativas son como pequeñas pirañas que, mordisquito a mordisquito, te van haciendo la vida impracticable.

En esta línea, dos cosas más. La primera es que, según la Prefectura, no hay ninguna prohibición para dar de comer a los refugiados, sin embargo, sin embargo, reconoce que "para asegurar el respeto al orden público, evitar la renovación de puntos de asentamiento y evitar cualquier desbordamiento, [las distribuciones de comida] están enmarcadas en el tiempo". Las asociaciones dicen que ese enmarque es entre las 18 y las 20 horas (algo que han inferido observando la actuación policial). Pero la Prefectura no quiere ser tan específica y dice que "todo depende de la apreciación del terreno". Es decir, cuando les cante. Así, con este "enmarque", han interrumpido varias distribuciones, tanto de comida como de agua.



La segunda cosita en esta línea. Ya os hablé de la cocina de Refugee Community Kitchen (RCK), de que funciona como un reloj suizo, de que han distribuido miles de comidas al día en los  momentos más álgidos, en fin, de que es una gloria ver cómo trabajan y de que han alimentado y siguen alimentando decentemente a un montón de personas necesitadas. Bien, adivinad: mediante un documento encabezado por un emblema con el tan francés "Liberté, Égalité, Fraternité", la administración hace saber a RCK que no cumple ciertos requisitos de la inspección de sanidad, lo cual podría representar un aviso de cierre, una advertencia, cuanto menos. Dice el informe que "estos incumplimientos (...) son susceptibles de suponer una amenaza para la salud pública". Toma ya.

Fuera de triquiñuelas administrativas y más dentro de la lógica de la porra, las noticias también nos dan cuenta del aumento de la violencia policial hacia los refugiados, no sólo física (corporal, de la que deja moratones), que la hay y no poca, sino también de otro pelo. Además de perseguir, aporrear y gasear a los refugiados (sobre todo en medio de la noche), la policía también quita, destroza o gasea sus sacos de dormir. Es de suponer que esto lo hacen siempre con el fin de "evitar cualquier desbordamiento", como bien dice la Prefectura.

Las asociaciones denuncian una auténtica "caza al hombre".

Vive la France!


Podéis seguir las noticias en la cuenta de twitter de l'Auberge des Migrants https://twitter.com/AubergeMigrants

Un artículo sobre el tema de la distribución de comida: http://www.laubergedesmigrants.fr/fr/actualites-calais-distribution-repas/

Para hacer una donación a l'Auberge des Migrants: http://www.laubergedesmigrants.fr/fr/faire-un-don/


lunes, 1 de mayo de 2017

Calais: €

Hoy es uno de mayo, día del trabajador/a. Estoy de vuelta en mi dulce hogar, que me parece aún más dulce que antes, desde hace tres días.

Hoy solo escribo para rendir cuentas monetarias de esta pequeña y triste aventura.

miércoles, 26 de abril de 2017

Calais: disuélvanse


He venido a Calais en un momento extraño: el campamento de Dunkerque se ha quemado, muchos refugiados han sido trasladados a otras ciudades de Francia, y, para complicar el asunto, Le Pen y Macron se disputan la segunda vuelta. Parece ser que todo esto ha pillado a las asociaciones a contrapié, y que la situación está sufriendo una regresión en el sentido de que, ahora mismo, los refugiados que quedan en Calais están más desprotegidos que nunca. Las organizaciones que ayudan a los refugiados están a la espera de ver cómo se desarrolla la situación para decidir qué pasos dar. Así que todo esto está en un impás.

martes, 25 de abril de 2017

Calais: run, run


En un día de trágica resaca electoral, donde Francia tiene que elegir entre Guatemala y Guatepeor, una se pregunta qué efectos puede tener todo esto en las personas refugiadas. Ahora me hago esa pregunta de una forma diferente a cómo me la habría hecho si no hubiera venido a Calais. Ahora  "personas refugiadas" son nombres y caras de personas que sé que en este momento se están mojando porque llueve en Calais. Y eso que no conozco a muchas.

lunes, 24 de abril de 2017

Calais: una de remedios


23 de abril, 2017
Estos últimos días, y comportándome como una voluntaria muy poco ejemplar, he abandonado la cocina y me he buscado la vida para acercarme físicamente a los refugiados. Durante tres días, me he convertido en la ayuda de cámara de Melissa, una mujer inglesa con una pequeña furgoneta roja llena de remedios naturales y experta en plantas medicinales. Hemos ido al lugar en el que se reúnen muchos refugiados, una explanada cercana a una gasolinera y a un enorme depósito al aire libre de residuos industriales,  donde se realizan las distribuciones de comida.


viernes, 21 de abril de 2017

Calais: una ducha, por favor


20 abril, 2017
“Faire la maraude” es una de esas expresiones que aquí se aprende rápido. Yo no la conocía. La traducción es “hacer la ronda”. Aquí se usa en ese sentido y, en este contexto de refugiados y voluntarios, más específicamente, quiere decir “ir al encuentro de los refugiados que duermen al raso”. Esta mañana me he ido de ronda y he podido conocer una cara más de este poliedro.

jueves, 20 de abril de 2017

Un día en la jungla de Norrent-Fontes


Ayer pasé el día en una de las “junglas”. El campamento de Norrent Fontes tiene dos años de existencia. Está a una hora de Calais. Solo hay etíopes, sudaneses y eritreos. Musulmanes y cristianos. Personas de los tres países y de las dos religiones parecen convivir amablemente, al menos esa es la impresión si se va un día de visita. Hay unas 70 personas en estos momento.



lunes, 17 de abril de 2017

Calais se vacía.

Hoy otro día en la cocina cortando puerros, aceitunas, coliflores, preparando cajitas de comida con arroz y cuscús, rellenando bolsitas con chile y bolsas más grandes con harina, trasladando botellas de aceite de un sito a otro. Hoy hay menos voluntarios, pero también menos trabajo. Por el momento, nadie nos informa de lo que pasa. Estamos (los voluntarios con quienes trabajo y yo misma) un poco perdidos sobre la finalidad de lo que hacemos cada día tan eficientemente, si bien tenemos la certeza de que lo que preparamos es comida que llega a los refugiados.

domingo, 16 de abril de 2017

Calais: el paisaje

16 abril, 2017

Tercer día en Calais.

Voy tomando el pulso al lugar y descubro que, uno, hay un tomate nada fácil de describir, y, dos, que puedo pasar aquí dos semanas sin ver a un solo refugiado. Casualidad, hoy he conocido a uno. En la cocina. Un paquistaní que está en un programa universitario en Lille que acogió a unos cuantos habitantes de la antigua Jungla. Ha venido a Calais los días de vacaciones para echar una mano. Por lo demás, no es fácil verlos.


viernes, 14 de abril de 2017

Calais, el trabajo voluntario


14 de abril, 2017

Primer día en Calais. No tengo pensado escribir un diario, que nadie se asuste, sino usar este blog para pensar en voz alta sobre algunas de las cosas que considero comentables.

En Calais trabajan varias organizaciones de forma coordinada y uno de los lugares donde se encuentran muchas de ellas es el almacén donde hemos llevado nuestra mercancía y donde hemos trabajado todo el día (y donde lo haremos los próximos días). En otro momento, cuando tenga más información, os hablaré de ello. 

martes, 11 de abril de 2017

Nos vamos a Calais 2

A dos días de nuestra salida hacia Calais, sigo siendo incapaz de imaginar lo que nos vamos a encontrar ahí. No consigo aventurar nada. Mi cerebro parece estar demasiado ocupado con las chorradas cotidianas, y en cuanto me pongo a pensar en el viaje, ¡grulp!, el pensamiento se me escurre cual pececillo entre los dedos.
Hoy dispongo de una imagen tomada hace solo unas pocas horas en el campamento de Dunquerque, una imagen que me hace aún más difícil atisbar qué nos espera allí. Este campo de refugiados,  en el que trabajan las asociaciones con las que vamos a colaborar, ha sido devastado por un incendio. Eramos pocos y parió la abuela.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Nos vamos a Calais


Pues sí, nos vamos. Vayu (un buen amigo) y yo. No os voy a aburrir aquí con las razones que nos llevan a irnos de voluntarios durante unos días a Calais. Solo quiero contaros que nos vamos para echar una mano a dos asociaciones que trabajan ayudando a las personas "refugiadas" que llegan al norte de Francia: l'Auberge des Migrants y Help Refugees. En los links podéis encontrar a qué se dedican. 

Queremos aprovechar el viaje para llevar algunas cosas desde aquí. Así que hemos pensado alquilar una furgoneta y llenarla de lo que nos dicen desde allí que necesitan.

Y ahora es cuando paso la gorra, con dos fines:

1) que nos ayudéis a llenar la furgoneta,

y 2) que nos ayudéis a pagar, al menos, una parte de los gastos que supone ir hasta allí con una furgona alquilada llena de cosas. Ni Vayu ni yo estamos muy boyantes. La verdad es que una excentricidad de este tipo sólo nos la podemos permitir si, y sólo si, nos echáis una mano.

¿Qué nos piden desde Calais:
  • Sacos de dormir
  • Guantes calientes
  • Zamarras impermeables para hombre de talla pequeña y mediana
  • Pantalones chándal para hombres
  • Mantas de emergencia
  • Avena
  • Aceite de oliva
  • Café
  • Ajos
También nos han aclarado que necesitan:
  • Pañales para personas adultas (debido a problemas de inseguridad para las mujeres al ir de noche a los baños)
  • Compresas
Es posible que añadamos algo más a la lista. Os lo haremos saber.


¿Cuánto nos cuesta el viaje?
El alquiler de la furgoneta es éste (copio y pego el e-mail que me han enviado): 255,98 € + 55,00 €+ 120,00 € = 430,98 €




A esto hay que sumar los gastos de gasolina y peaje, que no es poco: 196,73 € de ida y otros tantos de vuelta (393,46 €). 

De modo que el viaje nos costaría unos 628 €.

Si queréis hacer alguna aportación, en cualquiera de sus modalidades, os podéis poner en contacto conmigo o con Vayu. No pongo ningún contacto porque, en principio, este mensaje está dirigido a las buenas gentes que ya nos conocen y que saben cómo encontrarnos. Es un pequeño viaje que no necesita de mucha alforja.

Espero que esta llamada tenga algún eco. En cualquier caso, Vayu y yo os agradecemos de antemano vuestro apoyo.